Para situar debidamente a mis lectores, debería comenzar mencionando que “Nirvana” es una película de producción italiana rodada en 1997. El tándem ciencia ficción-Italia no es precisamente sinónimo de calidad. Nuestras expectativas no mejorarán si añadimos que además está protagonizada por Christopher Lambert (Los Inmortales), que hundió su carera rodando películas de bajo presupuesto que, en su mayor parte, fueron un desastre. Por lo tanto estamos ante una película a la que podríamos catalogar de “serie z” dirigida por Gabriele Salvatores (director italiano con casi 30 años de carrera).
Jimi Dini (Christopher Lambert) es un programador de videojuegos que trabaja para la corporación Okosama Star. Cuatro días antes de entregar su último videojuego, llamado “Nirvana”, un virus entra en su ordenador infectándolo y dando consciencia a “Solo” (el protagonista del juego) de que es un personaje. “Solo” pedirá a Jim que lo borre porque no puede soportar una vida virtual en la que repite día a día las mismas situaciones. Jim entablará entonces una amistad con Solo que le llevara a revelarse contra la Okosama Star. Abandonará así su cómoda vida y se adentrará en los suburbios en busca de algún Ángel (hacker) capaz de volar por la red y adentrarse en los servidores de la Okosama. Su objetivo será destruir la copia de Nirvana y liberar de este modo a su virtual amigo.
La película parte de una idea curiosa e intenta generar complicidad entre los protagonistas, pero el argumento es tan errático y enrevesado que nos hace perder interés en el resultado de sus acciones. El personaje de Solo (un mafioso italiano) aporta humor a la cinta, realizando las veces de secundario cómico. El apartado estético nos recuerda al de los films de finales de los 80 de ambientación ciberpunk, con cibertecnología y grupos marginales organizados. De este modo la variedad de escenarios entre el mundo de “Nirvana” y el mundo real, así como la decadencia de ambos esta lograda.
Dentro de “Nirvana” los personajes se ven casi en blanco y negro con la excepción de partes de la imagen que se intentan resaltar en colores vivos y cambiantes durante la escena (muy en la línea del juego de colores de “Sin City” pero una década antes). En este tema chapó.
Los efectos virtuales realizados por ordenador que se nos muestran dentro de la red son francamente vergonzosos.
Así pues podríamos decir que “Nirvana” es una película con una buena idea e irregular desarrollo. Es evidente que su visionado no es obligatorio. La recomiendo para todos aquellos que gusten de una película entretenida de “serie b” sin pretensiones pero muy profunda y original. Por supuesto advierto a los que busquen un film serio con un acabado impecable que huyan lo más lejos posible de esta cinta.
Mi valoración: 6 sobre 10.
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